07 enero, 2009

Cortes de luz. Y yo sin velas...

Que no era nada grave, solo que la obscuridad me molesta cuando estoy sola y del otro lado de la pared se escucha el quejido de un moribundo.
Y más aún si estamos ya de madrugada, porque me acuesto tarde, pero me acuesto.

¿Y que se hace para tapar un sonido que te pone los pelos de punta y la piel de pollo?
Se genera otro sonido.

Y sin velas ni linternas, usé un encendedor que iluminó mi camino hasta que se descargó, después abrí el celular que empezó a chillar mientras me alumbraba un sendero azul.

Celular: -pitup pitup- Anunciando el fin de sus baterías.
Mis viejos wolkman SONI, estaban en alguna parte y aparecieron.

Y así enganché dos emisoras de radio que taparon muy bien a esa extraña queja muy vecina.

Recé con los evangelistas, a ver si así, con sus milagritos me venía la luz otra vez. Y luego cambié a los de ultraizquierda que estaban celebrando los 50 años de Cuba Libre..

mmmm...y yo, encerrada en la dictadura de la obscuridad, con las manos atadas a un wolkman en el que no podía elegir una radio, puteando porque no había luna, ni linterna ni velas,
escuchando la aparente muerte lenta de un vecino que estaba a una pared de distancia.

Suerte que no encontré las medias, si no, me ahorcaba con una.