12 octubre, 2011

Ensayo "Milba"

En sus siestas resbalosas de sudor, Milba, no hacía mas que leer. El romanticismo de sus 11 años buscaba respuestas que, muy adentro suyo intentaba no encontrar. Todavía recordaba la cara del hijo del médico de su abuela. No recordaba su nombre. Quedó tan perdida entre sus pecas que no lo escuchó. Tampoco se atrevió a preguntar. Los ojos chispeantes del chico dieron centelladas cuando la miró. O eran sus ganas, quizá.
Desde ese momento había pasado ya una semana, y ella, se lo imaginaba todo como en las novelas de Corín. Cerraba los ojos y pellizcaba sus pequeños pezones de niña. Y si imaginaba aún más, ya se veía con un sujetador y con grandes y erectos pezones pretendidos por la lengua de su amante. Como los pezones de las chicas de Corín.
Ahora solo debería esperar a escuchar a su abuela. Sus ronquidos le habisarían cuando meter la mano debajo del colchón para sacar de allí los pequeños libros de su autora favorita. Quería descubrir cosas. Ahora estaba interesada en esos renglones en donde se hablaba del miembro del personaje masculino, en donde el pantalón parecía estallar.
Corín le llamaba polla. La polla.
Ahora Milba, con 11 años, sabía que aquello que, en un momento le pareció tan horrible como la palabra "polla", tenía que ver con su  deseo de tener los pezones mas grandes y erectos del mundo.

02 octubre, 2011

OSCUROS ERRORES

Cierta vez, estando yo en pareja formal -uff hace mil años ja!-llegaron hasta mi casa varios parientes y parientes de parientes que venían del otro lado de la cama. Entre ellos estaba la suegra de la que entonces era mi cuñada. Yo recordaba los nombres de casi todos, pero, a esta señora suegra, la llamaban por un apodo que tenía que ver con una de sus condiciones físicas. Comencé a servir la mesa llamandolos a cada uno de ellos por sus nombres, intentando ser incomodamente amable-ja ja..esas situaciones son de terror-y, cuando llego a la suegra de mi cuñada rapidamente me doy cuenta de que olvidé su sobrenombre. Era sencillo. Tenía que ver con su aspecto, recordé. Rápidamente observé que era gorda y morocha. También mis ojos de lince vieron que era mas morocha que gorda. Llamemos a las cosas por su nombre. Si esto hubiese pasado en el campo y la señora fuese rubia le dirían "gringa" pero era morocha y a las morochas se les dice... ¿deducción?

-NEGRA, permítame el plato por favor, vamos a hacerle honor a la entrada.

Tremendo patadón me dió mi suegro y como cundaba el buen humor hubo risas después de un silencio que duró algo así como los tres DVD del Señor de los Anillos juntos.
Resultó que la señora era morocha, gorda, pero además, petiza.
Algo que no pude ver en ese momento estando ella sentada.
OBVIO NO DÍ EXPLICACIONES.
moka