02 octubre, 2011

OSCUROS ERRORES

Cierta vez, estando yo en pareja formal -uff hace mil años ja!-llegaron hasta mi casa varios parientes y parientes de parientes que venían del otro lado de la cama. Entre ellos estaba la suegra de la que entonces era mi cuñada. Yo recordaba los nombres de casi todos, pero, a esta señora suegra, la llamaban por un apodo que tenía que ver con una de sus condiciones físicas. Comencé a servir la mesa llamandolos a cada uno de ellos por sus nombres, intentando ser incomodamente amable-ja ja..esas situaciones son de terror-y, cuando llego a la suegra de mi cuñada rapidamente me doy cuenta de que olvidé su sobrenombre. Era sencillo. Tenía que ver con su aspecto, recordé. Rápidamente observé que era gorda y morocha. También mis ojos de lince vieron que era mas morocha que gorda. Llamemos a las cosas por su nombre. Si esto hubiese pasado en el campo y la señora fuese rubia le dirían "gringa" pero era morocha y a las morochas se les dice... ¿deducción?

-NEGRA, permítame el plato por favor, vamos a hacerle honor a la entrada.

Tremendo patadón me dió mi suegro y como cundaba el buen humor hubo risas después de un silencio que duró algo así como los tres DVD del Señor de los Anillos juntos.
Resultó que la señora era morocha, gorda, pero además, petiza.
Algo que no pude ver en ese momento estando ella sentada.
OBVIO NO DÍ EXPLICACIONES.
moka