Podría haber hecho con ellos cucuruchos y perdérmelos donde no me dá el sol.
Pero esperé unos tres meses para poder cambiarlos. Luego pagué todo lo que debía, alquiler, impuestos, cuotas..
En los comienzos nadie te los aceptaba, por lo que no podría haber comprado alimentos ni cambiarlos por monedas para los colectivos.
Pero tuve dos momentos de felicidad que recuerdo muy bien: Uno fué cuando encontré en la calle $5,00. El otro fué cuando una vecina que cumplió años me alcanzó una porción enorme de torta de chocolate.
Ahora en las malas recuerdo eso...y en las buenas también trato de hacerlo.