21 diciembre, 2009

DE SUSTO

En estos últimos meses de corridas y mucho trabajo me pasó esto:
Bajé unos kilos. No estaba ni mal ni bien. pero ahora estoy mal.
Mi naríz parece haber crecido. Mis mejillas se hundieron y mis pómulos se notan más.
El cabello se me está secando como una planta colorada.
Las uñas de mis manos parecen las de un carpintero y olvido arreglar las de mis pies, que parecen las de una gárgola.
Y las preguntas que asaltan mi mente son:
¿Llegará este escracho al fin del año?
¿Me corto el pelo?
¿Podré arreglarme las uñas antes del 1º de Enero?
Hace tres días se me terminó la sal y el azúcar. Sencillamente no tengo tiempo de acordarme de que me tengo que acordar de comprarlas.
Del papel higiénico me acuerdo más rápido. Cuando se me acaban las servilletas de papel.
El otro día sentía olor a podrido y era que me basura estaba allí hacía una semana.
Y encima tengo todo el aspecto de alguien que recién sale de un campo de concentración.
Lo bueno es que estoy ¡Muy contenta!