26 abril, 2010

TERROR A LOS TAKANAKAS

Me crié con uno de mis primos. Avel. Tipo simple y pacífico si los hay. No jode a nadie  pero tuvo sus momentos.Recorrió el mundo con una mochila a cuestas durmiendo en todos los paradores estudiantiles del mundo. Las bromas más pesadas las hizo en la época de los milicos.Podrían haberle costado la vida a muchos. Ya las voy a contar, ahora estamos con su pánico secreto.
Cierta vez casi se congela en Ciudad Vaticano. Es que le tiene pánico a los takanakas. Llegó a un parador a eso de las 3 de la mañana, cansado y podrido de no parlare italiano. Le indicaron el lugar y en el lugar, aquel pasillo y el otro más las escaleras y la puerta del fondo. Apenas abrió la puerta encendió la luz y como mil (para él eran mil) cabecitas de takanaka se levantan para ver quien era el jodido. Todos japoneses con su cámara atada al cuello y sobre el tórax.
Y como dije. Tíene un problema no resuelto con los takanakas.
Asique a la plaza, en donde terminó durmiendo casi abrazado a otro para no congelarse, un mendigo o alguien que como él hacía unos días que no se bañaba.
Y con no sacar un mango del bolsillo para que no se lo claven en la vía pública.
Pero como el diría
-El público no me molesta-